Por Almudena Zaragoza. Bióloga.
¿Qué podría ocurrir si la sociedad creyera que es la competencia la que rige la vida y que sólo los más aptos tienen un lugar y los demás deben perecer?
En una de las ponencias del Dr. Máximo Sandín a la que asistí organizada por alumnos en la Universidad Complutense de Madrid, tuvimos el honor de contar con todo el departamento de profesores de Biología Evolutiva “en tercera fila”. Algo apartada de ellos, se encontraba una famosa profesora de la que contaban narraba el viaje del Beagle y los pinzones darwinianos, casi llegando a llorar de emoción en sus clases. Llegado un momento esta profesora se levantó y dijo en alto: ¿Alguien de esta sala se atreve a decir que se ha sentido adoctrinado? ¡Quién podría atreverse! Pues iba a ser yo. Me levanté y dije que me había sentido profundamente adoctrinada en la universidad, poco si más y en mi graduación (que coincidió con el 100 aniversario de su muerte) y rezamos a Darwin. Entonces ella enrojeció y dijo: ¡Ya pasarás por mi clase! a lo que contesté, ¡estoy más que licenciada hace años! Pero no pudo contenerse y entonces aseveró, ¡habría que quitarte el título!
O piensas como ellos o deberías desaparecer. No, no estamos adoctrinados los biólogos. Quizás sólo un poquito…
Es este y no otro, el motivo por el cual los biólogos están permitiendo sin cuestionar ni lo más mínimo la esclavitud a los productos farmacéuticos y las muertes que éstos producen. Este comportamiento inquisidor tiene sus raíces en la doctrina que reciben en su formación y ésta, no es más que el famosísimo darwinismo.
En el año 2014, seis biólogos profesores de universidad, catedráticos y según ellos mismos informan, personas de reconocido prestigio como biólogos evolutivos (los más aptos seleccionados por la selección natural), publicaron un horroroso artículo intentando que éste fuese el primero en las búsquedas de Google y consiguiese eclipsar la web en la que os encontráis leyendo, su título es: Darwin, la selección natural y Máximo Sandín y lo voy a usar para ilustrar sobre el fenómeno del adoctrinamiento y las consecuencias en el comportamiento humano de creernos que un cuento eugenésico, es una ley natural.
La Biología es la ciencia que estudia la vida, por ello abarca una variedad inmensa de temas desde la ecología, embriología, botánica, zoología, fisiología, bioquímica, microbiología, biomedicina, etc. Y no sólo toca temas sobre los seres vivos, también sobre el mundo abiótico, geología, paleontología, química inorgánica, física, etc.
Esta abrumadora cantidad de información, ha adquirido además una tendencia a la especialización extrema. Tanto es así, que puedes encontrar un biólogo que se haya centrado en las proteínas de la cadena de las mitocondrias del pez cebra, pero que no sepa ni dónde vive ese pez, ni cual es su aspecto externo.
Así, nos hemos olvidado del fundamento teórico de la ciencia que estudia la vida. Cada biólogo está tan preocupado de su campo, que ha dejado de prestar atención la base del castillo. Pero para que una construcción no se derrumbe, necesita tener una buena base y eso es lo que le ha ocurrido a la Biología, que lo que se denomina “evolución”, que es el cemento de la materia que explicaría el origen de la vida y de las especies, está totalmente desordenada y mal construida y por eso se ha desmoronado. Por eso y por utilizarla para los fines de unos pocos, pero sigamos.
Hasta aquí algo que podría ocurrir en cualquier disciplina, no hay problema, hablamos de ciencia, se puede debatir, se puede aportar, podemos reescribir sus postulados si no está bien argumentada. Esto sería lo lógico ¿verdad? Pues no, en contra de todo sentido común, no hay debate posible porque lo dicen unos biólogos evolutivos de “altísimo prestigio” que son el centro de esta historia. Ellos nos harán comprender que tipo de personas están impidiendo el cambio en el retorcido paradigma actual de la ciencia que estudia la vida. Este artículo lo vamos a usar de ejemplo, pero es bueno enfatizar en que esta “actitud y pensamiento” está ampliamente representada en las universidades de biología españolas, como pudisteis observar con el suceso real de la profesora con la que empecé este escrito.
Vamos con nuestros catedráticos:
“Queremos aclarar que esto no quiere decir que los biólogos evolutivos pensemos que la Síntesis Moderna (teoría que en los años 40 aunó el darwinismo con los nuevos descubrimientos existentes en la época, principalmente la genética mendeliana) es suficiente para explicar todos los conocimientos acumulados por la biología durante las últimas décadas […] Sin embargo, no habrá ningún cambio de paradigma porque ninguno de los nuevos descubrimientos contradice esencialmente la teoría darwinista de la selección natural […]”.
Esto lo comentan porque el Dr. Máximo Sandín ha tenido la ocurrencia de leer, comprender e investigar sobre los últimos descubrimientos en genética molecular, epigenética, evolución y desarrollo, virus y bacterias, etc. Vamos lo que debería hacer cualquier persona que se deba considerar “científico”, que no es el mismo concepto que tiene la “industria científica”, ya que para ellos un científico no es alguien que piensa, si no que produce, sigamos leyendo.
Demos un repaso a la denominada Síntesis Evolutiva “Moderna”, que los catedráticos y profesores de biología siguen impartiendo como loros cada año, a los pobres alumnos.
Un pequeño inciso, se llama síntesis moderna pero la desarrollaron Dobzansky y Mayr entre los años 1930 y 1947. Seguro que modernos serían, hace 90 años. Ahora si supiesen sobre epigenética solamente, estarían totalmente perdidos. Pues vamos con los cuatro puntos fuertes de este paradigma de la Biología, que no debe ser cambiado.
- Selección Natural. La selección natural implica que una fuerza “poderosa” de origen desconocido, elige a unos organismos frente a otros. Esta selección de los “más aptos” “los elegidos”, nadie sabe en base a qué criterios, quizás gracias al “azar” sobreviven, frente a otros que perecen. Los más aventajados se reproducen y de esos “uno”, obtiene una ventaja, ventaja que le sirve para evolucionar… Hasta aquí el cuento de la selección natural, todos nos lo sabemos ¿verdad? Pues yo lo voy a desmontar en un momento al más puro estilo de Máximo Sandín.
Para seleccionar “algo”, debe existir previamente. Es decir, si yo quiero seleccionar las manzanas más rojas de la frutería, las manzanas ya deben estar ahí, bien, pues si tengo que seleccionar a los más aptos, de todos los individuos que hay, ya deben existir, por lo tanto la selección natural no explica la aparición de nuevas especies, sólo haría desaparecer a los individuos menos favorecidos (términos suyos). Es decir, su famosa selección natural nada tiene que ver con la aparición de nuevos taxones y menos con la aparición de la vida. Ésta atiende a fenómenos de cooperación entre comunidades de individuos, como se puede leer en esta fantástica propuesta sobre la integración de sistemas complejos, que os dejo enlazada.
Vamos con la adaptación a los ecosistemas. Nuestros biólogos evolutivos más ilustrados perseveran y afirman:
“[…] la selección natural sigue siendo la única teoría que permite explicar teórica y empíricamente los fenómenos relacionados con la evolución adaptativa […]”
Existe una rama de la Biología que se llama epigenética (explica cómo se encienden o apagan genes, dependiendo de las condiciones medioambientales). Esta respuesta al ambiente, explica la adaptación y la especiación. Todos los seres vivos respondemos al ambiente en el que vivimos, somos muy lamarckianos. La fuerza de cambio no la dirige la selección natural y el azar, la dirige el ambiente, “teoría de los caracteres adquiridos” de J. B. Lamarck y eso se ha confirmado gracias a la epigenética moderna. Cuando la especie aparece por primera vez en la Tierra, son las señales ambientales locales, luz, temperatura, niveles de oxígeno, presión, salinidad, fotoperiodo (horas de luz y oscuridad), las que encienden ciertos genes en los organismos, ocasionando un cambio en su fenotipo (aspecto externo), de ahí que oso pardo de Alaska sea más oscuro, hiberne más tiempo, sea más agresivo y de mayor tamaño que un oso cantábrico. Los osos de zonas muy frías, necesitan más tejido adiposo por eso cazan más, los inviernos son más duros hibernan más tiempo, los osos ibéricos se alimentan en un 70% de materia vegetal, no hibernan por las temperaturas suaves de España y son más mansos y de menor tamaño (incluso su pelaje es de distinto color). No debemos confundirnos entre especiación y evolución. La primera es la aparición de diferentes modelos de uno conocido, por ejemplo las distintas especies de libélulas. La evolución implica la aparición de un plan corporal totalmente nuevo, por ejemplo la primera vez que aparecieron las libélulas en la Tierra, que por cierto las había gigantes como la Meganeura de 75 cm de largo. ¡Alucinante! Este tamaño lo alcanzaron gracias a la elevada tasa de oxígeno del carbonífero que les permitió crecer exageradamente. De nuevo el ambiente y no el azar ¿se entiende?
Hay un ejemplo muy difundido de selección natural, que es el de las polillas del abedul, igual se explica a los niños de Primaria, que a los universitarios. Cuando la corteza del abedul es blanca sólo las blancas sobreviven y cuando es negra, sólo las negras. ¿Nadie se ha preguntado si el color blanco y negro, que ya se encuentra codificado en el genoma de la polilla, se activa cuando las condiciones ambientales cambian? Sí se lo han preguntado y la respuesta científica es la epigenética (que sí genera cambios genotípicos y fenotípicos) y no la selección natural (que sólo “selecciona” individuos “azarosamente”). Además las polillas ya existían antes de que una “magia” las seleccionase. Seguimos sin explicar el origen de las especies.
Vamos con el segundo pilar del neodarwinismo.
- Herencia Genética de George Mendel, como base. Geroge Mendel, murió en el año 1884, sus muy modernas investigaciones de los famosos guisantes, derivaron en las leyes de la herencia mendeliana, más allá de enseñarlo en los colegios a los niños de Primaria, como clase de historia de la ciencia, los guisantes de Mendel, no se acercan ni por asomo a las nuevas investigaciones sobre epigenética, genética molecular, retrovirus endógenos, secuencias reguladoras, genes HOX, etc.
¡Es hora de renovarse!
- Mutación aleatoria como fuente de variación. La mutación está más que demostrado hace años que no es fuente de ninguna variación, si no, no existirían los mecanismos de reparación del ADN tan sofisticados como los que tienen todos los seres vivos. Es de lógica, no hace falta ser científico, si un error en la copia del ADN (definición de mutación) fuese la fuente de mejora de organismos y su principal fuente de variación, no tendrían sentido que todas las células vivas de la Tierra, tuvieran mecanismos para detectar mutaciones y repararlas.
- Genética de poblaciones. Si cabe de todas las bases de la Síntesis Evolutiva “Moderna” de hace 90 años, ésta es la más inútil. Y sólo con un único concepto se desmonta de arriba abajo. La genética de poblaciones se basa en el equilibrio de Hardy (un matemático) y Weinberg (un físico), no biólogos y nada menos que postulada el año 1908, muy moderno todo. Establece que una población con un número infinito de individuos […]. Ninguna población de seres vivos tiende a infinito, todas son finitas y además los biólogos deberíamos saber, que esta teoría no quisieron publicarla en revistas de matemáticas o física, porque su fundamentación era muy pobre, como resultado, se publicó en una revista de biología.
Si se preocupasen un poquito más en escuchar a los sabios como el Dr. Máximo Sandín, hubiésemos dejado de impartir esta asignatura hace años, porque no sirve para nada. Un alivio para los alumnos, porque es horrorosa. Ni los que la imparten la entienden, por eso los alumnos les poníamos en verdaderos apuros al preguntarles por qué si los principios de la genética de poblaciones no se cumplen en la naturaleza, debíamos estudiarlos.
Y así empezó el Dr. Máximo Sandín a hacerse preguntas, porque no sabía responder las de sus alumnos usando como base los libros darwinistas. Por eso en su página web tiene una preciosa dedicatoria a ellos, “Mis alumnos, mis maestros”. A los ilustres biólogos evolutivos del mencionado artículo que analizamos, este detalle les ha parecido espeluznante y opinan al respecto:
“El Dr. Sandín concede una enorme importancia a sus alumnos, hasta el punto de que al final de todos los apartados de su página Web se repite el mismo texto bajo el título “Mis alumnos, mis maestros”. Los autores de este artículo, todos profesores de universidad, aunque hemos aprendido muchas veces de las ideas de nuestros alumnos, no los podemos considerar como nuestros maestros. Hay múltiples razones para ello; una de ellas incide en la simple aceptación de una de las definiciones recogidas en el Diccionario de la Real Academia. Maestro: persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo.”
Parece ser que toda su crítica “científica” se basa en la importancia que otorga el Dr. Sandín a sus alumnos, de los que dice son ejemplos de brillantez más grandes que algunos de sus colegas, refiriéndose a otros profesores de la universidad. A ver recapitulemos, esto no era “ciencia” ¿Era rencor? O es que como el paradigma de la biología “moderna” es un fraude y algunos alumnos lo han averiguado, hay que atacar al que propone algo lógico.
Yo misma fui alumna de algunos de estos catedráticos y afortunadamente también del Dr. Máximo Sandín. De él diré que es un sabio, una persona capaz de recoger toneladas ingentes de información y unir las piezas para dar sentido a la Biología. Eso es decir mucho, pero esto no queda aquí. Su humildad le permite crecer, de cada error encontrado en los libros buscó una respuesta, de cada pregunta incómoda de un alumno, hizo un avance en la comprensión del paradigma biológico. Profesores de universidad hay muchos, sabios muy pocos y aquí radica su valor, no sólo como persona crítica, si no que además tiene una calidad humana de la que otros muchos carecen.
Esto tiene mucha importancia, porque la teoría darwinista sin fundamento científico alguno, ya visteis en los argumentos anteriores, ha servido a muchos “caciques” como excusa perfecta para generar un daño irreparable en la humanidad. Primero propiciando una explotación laboral sin precedentes, cientos de biólogos picando piedra en un yacimiento paleontológico, mientras el ilustrado “científico” se aprovecha de su pasión (como es el caso de uno de los autores de este texto que analizamos) y publica artículos en revistas de la “industria”, dando puntos a su currículo, mientas no se acuerda de los nombres de aquellos que le ayudaron a ganarse un mérito tan vagamente conseguido: sus alumnos. Historias de miles de biólogos contando como sus tutores, profesores de la universidad, de renombre, les hacían hacer de chófer, que escribiesen sus artículos o hasta que les pagasen sus multas (eso me ocurrió a mí).
Los más aptos, seleccionados por la selección natural que bendice a los favorecidos ¡Un cuento chino! Que los estudiantes nos hemos creído. Mucho les molestan los alumnos, pero reconocen haber escrito este horrible artículo menospreciando el trabajo del Dr. Sandín, en respuesta a una carta escrita precisamente ¡Por otro alumno!
[…] uno de los autores de este artículo, M. Soler, recibió una larga y bien argumentada carta de uno de sus ex alumnos en la que exponía la necesidad de rebatir públicamente al Dr. Sandín. Enviaba los enlaces a sus vídeos y a algunos artículos y entrevistas recientes, junto con comentarios y argumentos muy convincentes […]
Parece ser, que los ex-alumnos escribimos y argumentamos bastante bien, también picamos piedra, hacemos de becarios sin cobrar y redactamos artículos científicos para que los “ilustrados” pongan su nombre. Señores maestros, no nos insulten que no somos tontos, la selección natural es un cuento que ni ustedes se creen, pero les va como anillo al dedo, para vender la Biología y alimentar su ego.
Es del todo sabido, que el Dr. Máximo Sandín no quiso encajar en este sistema de venta del conocimiento a la industria de las revistas científicas, por la explotación a la que someten a la Biología. Cuando recibes dinero del Estado para una investigación, se te exige para mantener ese dinero sacar proyectos, que deriven en aportes a la “industria”, no al conocimiento, a la venta, como vacunas, fármacos, citar nuevas especies, descubrir falsos eslabones perdidos, etc. Todo esto es una maquinaria de explotación laboral para los estudiantes y degrada a la Biología a una mera cadena productiva.
La Biología de los “más aptos” está vendida y comprada, además de desfasada y sin un paradigma válido y todo gracias a los ilustrados.
Además de despreciar a sus alumnos, tienen también unas preciosas palabras para los que no son biólogos.
[…] Está claro que el Dr. Sandín está muy orgulloso de su labor criticando a Darwin y a la selección natural (ver su página Web). Quizás se ha encumbrado hasta esa posición conforme iba comprobando que sus colegas científicos no le criticaban sus argumentos, mientras que algunos periodistas y otras personas sin formación biológica lo alababan.[…]
Es decir, o eres biólogo y de los suyos, un darwinista acérrimo, o eres tonto. La Biología no es materia exclusiva de los biólogos y hacerla llegar a los profanos es signo de ser un gran maestro, el Dr. Sandín tiene el mérito de haber conseguido que su conocimiento, tan enrevesado como la teoría de sistemas complejos, llegue a cualquiera. ¿No es eso lo que hace un profesor? Parece que los catedráticos son de otra especie de profesores, que desprecian la labor pedagógica, rechazan el avance de la ciencia, están desfasados y anticuados, menosprecian a sus alumnos y a los que no son biólogos.
Nunca olvidaré la charla que nos dieron en la universidad explicándonos las salidas de la carrera de biología, unos fósiles vivientes hablando a chavales de 20 años sobre llegar a la cátedra, sólo unos pocos podréis llegar, afirmaban. Estamos condenados, ese fue el resumen mental de los alumnos allí presentes. Pero de repente, aparece el Dr. Sandín con su libro de Darwin lleno de “posit” y se sienta y nos dice… Alumnos, si queréis aprobar y no asistir a clase, podéis ir a reprografía y recoger los apuntes de la asignatura, los memorizáis y nos vemos en el examen. Los que quieran aprender algo, que se queden. ¡Al día siguiente, éramos menos de la mitad!
Es cierto que para ser catedrático tienen que pasar decenas de años de penurias, para tener una mente crítica sólo hace falta ser humilde (pero en el mundo de la competencia y los más aptos la humildad no existe).
En tercero de carrera, uno de los autores de este horroroso artículo que estoy analizando, dijo en una clase que no podíamos considerarnos biólogos, si no habíamos leído a Darwin. Siempre fui orgullosa y amo la biología, pensé, yo voy a ser bióloga, vamos a ver qué dice el “padre de la Biología” que tanto alaban mis profesores (sin llegar a adoctrinar).
La primera vez no pude terminar de leerlo, ¡Menudo tostón! Yo que había leído ya otras cosas sobre biología como a S Jay Gould en su vida maravillosa, creí morir con este horroroso libro, de horroroso título: “Sobre el origen de las especies y las razas favorecidas por en su lucha por la existencia”. Cuando por fin tuve ánimos, lo terminé. Mi primera pregunta mental fue ¿Y esto explica la Evolución? Tanto nombran a Lynn Margulis mis profesores catedráticos y yo tuve la misma duda que ella: mucho origen de las especies, pero precisamente eso es lo único que no explica Darwin en su libro. Era de chiste. No explica eso, ni explica nada. Habla de palomas, de animales domésticos, de ejemplos ficticios, de usos y desuso ¡De nada!
Pues con estas dudas me quedé, pero al menos según un catedrático ya podía considerarme bióloga.
Estamos tremendamente adoctrinados los biólogos, nos utilizan, nos quitan la ilusión, nos tratan de inferiores, de científicos de segunda y encima, son nuestros propios mentores. Es vergonzoso.
Como os conté al principio, mi graduación coincidió con el aniversario de la muerte de Darwin, otro catedrático recitó una oda de una hora a su persona, cuando cuanto menos como escritor era una calamidad y sus ideas racistas, eran horribles. Pero ahí estaba, era nuestro ejemplo a seguir según nuestros maestros.
Afortunadamente, algunos de nosotros somos mentes libres y jamás nos tragamos ese cuento, pero cuando eres curioso necesitas respuestas, esto no podía quedar así. En las clases del Dr. Sandín no las encontrabas, él no es un mesías como Darwin, que fue pastor de la iglesia anglicana. Sandín es un divulgador científico y como tal, te daba el material, el conocimiento y las herramientas, para que tú mismo respondieses esas preguntas y ¡Qué demonios! Te hicieses preguntas nuevas. Pero, ¿eso es la ciencia no? La “CIENCIA” con mayúsculas, no la religión darwiniana. Porque gracias al Dr. Sandín que había estudiado la historia de la ciencia en profundidad, supimos que Darwin jamás fue biólogo, fue graduado en teología. Dos curas anglicanos y sus benefactores, construyeron esta falsa teoría de la evolución en el s. XIX y lo hicieron para comercializar con la Biología, utilizando la falsa creencia de que algunos humanos son los más aptos. En base a esto, dispusieron a su antojo de todo, en una de las etapas colonialistas más crueles de la historia de la humanidad, justificando con una ley natural inexistente las crueldades del Imperio Británico y tapando todos los conocimientos biológicos de verdad, que los científicos franceses habían descubierto 100 años antes.
De ahí el amor del Dr. Sandín por Lamarck, porque fue un biólogo de verdad, no un cura imperialista. Y además su teoría de los caracteres adquiridos, se ha confirmado con los estudios epigenéticos actuales. Pocos compañeros de profesión saben que fue la persona que acuñó por primera vez la palabra “biología”, la maravillosa ciencia que estudia la vida.
Puedo entender que unos curas anglicanos imperialistas durante la Revolución Industrial, ideasen he implantasen una teoría “sociológica no científica” que dice que las razas favorecidas por la selección natural, los más aptos sobrevivan y los demás perecen. Está bien encuadrado históricamente. Lo que no puedo entender, es cómo unos catedráticos en el año 2023 siguen enseñando esto como una verdad absoluta en la universidad.
Es un ejemplo de egocentrismo que es la tónica general entre los investigadores: envidia y competencia ¡Así como pretenden avanzar en el conocimiento! Pero claro, no están aquí por eso, están aquí para que conseguir proyectos y patentes. Hay que vender.
Gracias a esta sórdida visión de la Biología, a día de hoy, millones de personas están aterradas por un virus (sin saber que son el origen de la vida). Porque los biólogos nos hemos dedicado a repetir dogmas ¡Gracias colegas! En esta línea, la aportación más maravillosa del Dr. Máximo Sandín, fundamentada con toneladas de artículos científicos de la “industria” que tanto gustan los catedráticos es, que somos bacterias y virus.
Somos bacterias y virus amigos, y jamás debimos creernos los más aptos y jugar a ser Darwin, porque ha muerto y sigue muriendo mucha gente por culpa de esta sórdida visión que sirve para que los que se creen más aptos sigan acopiando.
El Dr. Sandín nos ha dado una alternativa a esta fea y arcaica biología utilizada por la industria en su web Tejiendo la Red de la Vida. Es una persona que ha transformado la visión de la Biología, literalmente hemos pasado de la imagen de unos curas basada en la competencia y el racismo antinatural, a cooperación, vida, aparición de especies tras extinciones masivas, comunidades de seres vivos cooperando, virus generando nuevas especies, transformación de animales en otros más complejos en momentos clave, etc. Por supuesto que estas ideas no son todas suyas, al igual que el darwinismo no lo postularon estos catedráticos clasistas del escrito en cuestión, pero saber dar con la clave dentro de esta enorme cantidad de datos, para dar sentido científico de verdad a la vida, es algo que nadie ha hecho. Además de proponer ideas nuevas, como la transformación en vez de la evolución (término mucho más adecuado a la aparición de los primeros taxones nuevos), virus como consecuencia a las enfermedades y no como causa, bacterias cooperantes, sistemas complejos en biología, mensajeros celulares, epigenética como motor de la especiación y un largo etcétera. En esta página web hay toneladas de información, interpretadas de manera innovadora y lo más importante, interpretadas correctamente. Porque la ciencia no es sólo el método científico, también hay que saber interpretar los datos correctamente y no atribuir a la selección natural la explicación del todo, como si de un poder sobrenatural se tratase.
¿Pero qué se puede esperar de personas que apoyan el reduccionismo, antes que la verdad? A lo mejor les faltaba algo más de argumentación que unas polillas del abedul.
Sarcasmo a parte, señores catedráticos e ilustrados, sepan que sólo son sicarios de Darwin, sus secuaces. Y si por algún momento han pensado que los alumnos que han ido desechando por no ser los “más aptos” estamos en “la cuneta”, sepan que esta ex alumna suya es una resuelta bióloga que se dedica plenamente a ello y que como mi mentor el Dr. Máximo Sandín y muchos compañeros y personas de todas las partes del mundo que nos escriben para decirnos lo maravillosa que es la Biología, bien explicada, estamos en contra de su visión y haremos lo posible por que ningún alumno más tenga que sufrir, haciendo lo que más ama.
¿Y saben cómo lo haremos? mostrándoles que hay alternativa a la “oda del cura Darwin” y que ésta, no sólo es científica si no que es de una belleza espectacular, del orden de la Biología, la ciencia más maravillosa, pese a ustedes, que existe.
Gracias a mi amada Biología por darme la oportunidad de ahondar en los misterios de este precioso y verde planeta de exuberante y bella complejidad. No seré la más apta, pero yo me siento afortunada de ser un componente más de la increíble y maravillosa vida. Quizás, ser el más apto y con mayor índice de impacto, para las farmacéuticas y sus panfletos, no ha resultado ser tan beneficioso. El que quiera entender sabrá por qué.
